Realmente tengo miedo. Quizá nunca había estado tan implicada en algo y por eso me siento tan perdida cuando no te tengo a mi lado. Me siento idiota, por no hablarlo con nadie y por hacer que estoy bien, que nada me afecta y que puedo seguir sonriendo sin tenerte aquí. No quiero que esto se estropee por nada del mundo. Nos queda muchísima vida por delante, pero tengo claro como quiero vivirla. Y aunque tengo dieciocho años, y probablemente, ni dos dedos de frente quiero compartir todo lo que tengo contigo.

Me han ayudado como nadie, y me hubiera hundido en la mierda si no hubieran estado aquí. Ahora me doy cuenta de lo que las hecho de menos, aunque ya lo sabía. Las quiero, mucho.

Hay detalles que son simplemente eso, otros van más allá. Te dicen cosas sin hablar, hacen que tu cara se ilumine. Dan paso a un "¿lo olvidamos todo?". Si vamos por épocas es porque somos más complicadas que el mecanismo de un reloj suizo, pero también porque nos importamos. Más de lo que nos puede importar cualquier otra persona. Es el huevo kinder más rico que me he comido hasta ahora, y mira que no han sido pocos...

Gracias por absolutamente todo, por estar ahí y no irte. Por sonreir a mi lado, simplemente por sonreir. Te quiero, y ahora si que no me cansaré de repetirtelo.