viernes, 30 de diciembre de 2011

Siempre pensé en como empezaría esto, como me despediría de ti. Ya no estás conmigo, solo me acompañan tus recuerdos. Te he querido tanto...y lo seguiré haciendo hasta que tenga que irme donde ahora estás tú. Fuiste de las primeras personas que me vieron al nacer y yo he sido de las últimas que has visto al morir. Toda una vida, me has alegrado la existencia desde que te vi por primera vez.
Nunca pensé que sentiría lo que siento ahora. Es un dolor físico, parece que se salen las entrañas por la garganta. Te hablo, aunque no estás y por supuesto no me oyes y beso tus fotos y limpio a cada minuto las lágrimas que provocan tus recuerdos.
Donde estés no te preocupes por nada, solo cuídame.
Iré a verte siempre que pueda y aunque esto no te gustaría, te has ido de mi vida pero vas a quedar marcado para siempre en mi piel.
Somos fuertes porque tú nos enseñaste a serlo, y estamos más unidos que nunca porque tú eras el nexo y ahora tenemos que agarrarnos unos a otros para no caernos.
Echo de menos todo, sobre todo tu olor. Hasta en estos últimos meses era el de siempre, eras libertad.
Abuela está bien, llora a escondidas para no hacernos daño y ha decidido quedarse ya sola en la casa porque dice que tiene que afrontar las cosas lo más rápido posible.
Anoche hablábamos de ti, te recordábamos como vamos a hacerlo cada día. Sabemos que te has ido feliz, y que no podíamos hacer más de lo que hemos hecho.
Sé feliz y échame de menos.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Siempre hemos sido los dos, aunque hubiera más gente. Ahora la casa se llena de gente, de médicos, pero yo siento que seguimos estando los dos solos. Te miro, y se nubla todo lo demás... esté quien esté en la habitación.
Abuela me riñe, y papá... dicen que no te hablo, que me da vergüenza porque siento que hablo sola, pero tú sabes las cosas que te digo cuando estamos los dos solos. Y lloras, te paso la mano por la cara y traspaso tus lágrimas a mis ojos. Si abuelo, lo estoy pasando mal. Nunca le había dado tanta importancia a nada, cuando pasa algo así te das cuenta de lo insignificante que es todo lo demás. Nadie se merece esto, pero tú... menos que nadie.
Hace solamente cinco meses que estábamos en el campo pasando el día, y ahora...seguro que sueñas con todo lo que hemos pasado. Sé que tienes buenos sueños, en las largas hroas que estás en la cama...sé que me quieres como nadie, aunque ya ni siquiera puedas decirmelo.
Abuela es muy fuerte, más de lo que imaginamos. Pero te quiere tanto... daría su vida por ti ahora mismo, sin pensárselo ni siquiera una vez. Te da tres besos por minuto y no te suelta la mano... pienso que nunca lo haría, que se iría contigo si pudiera.
Te vas, lo sé... y no sé como agarrarte, como gritarte que no me dejes sola. Te sigo necesitando como cuando era una niña. Papá me dice que disfrute ahora, que sigues aquí y que no tienes dolores, que no sufres y que yo tengo que ser fuerte para que me veas sonreir siempre.
Sé que cuando no estés sentiré que sigues conmigo cada día, y nunca he creído en nada. Pero creo en ti y no te permitirías nunca dejarme sola.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Mi padre siempre ha sido grande y fuerte. Y ahora es muy pequeño, muy pequeño y débil. Están cambiando tantas cosas en poco tiempo, no quiero hacerme mayor. No quiero ver muertes y tener que sonreir cuando de verdad no puedo. Llevo tres meses escondiéndome para llorar y tres años sufriendo de cerca una enfermedad que te mina...que quita absolutamente todas tus fuerzas. Somos una familia muy pequeña, y lo seremos aún más. Pero hay que tirar hacia adelante. No deja de repetirme: "Él se irá, cuando sea, pero nosotros nos quedamos". Tengo miedo de que me deje sola, siempre he seguido sus pasos. He sido su niña, y lo sería si tuviera muchísimas más. Él me da fuerzas, por todo lo que ha vivido y por lo que siempre quiere compartir conmigo. Ahora ya no consigue hablarme, pero me mira de una forma que no creo que nadie más pueda mirarme nunca. Me dice tanto sin hablar. No suelta mi mano, quiere vivir. Lo sé, y eso me hace aún más impotente...quiero estar aquí, las 24h. No quiero separarme de su lado, no quiero dejarle ir. Me quedaré con lo bueno, por supuesto. Pero es tan difícil recordar todo lo que pasé con él cuando era niña, viéndole así...no puedes hacerte a la idea, aunque quieras. Son días muy difíciles, y simplemente no ves la salida. Pero no puedo huir.
No puedo explicar lo que sentí ayer, llegué avisada...llevaba una semana sin hablar practicamente. Y llegué, y me agarró la mano...me habló. Y entonces mi padre lo dijo, y sé que lo recordaré toda mi vida: "Alba, no te vayas. Eres su medicina".

lunes, 24 de octubre de 2011

Se pasa mal, se pasa muy mal. Pero situaciones así te dejas momentos que cuando los estás viviendo sabes que será de lo último que recuerdes siempre. Y ayer lo fue. Al llegar estaban los 4, sentados en la mesa donde de pequeña coloreaba mis cuentos y mirando en una caja enorme. Eran fotos, la mayoría de hace más de sesenta años. Creo que solo había una en color y los matices de los blancos y negros se mezclaban con las lágrimas en los ojos de mi abuela. Me contaron un montón de cosaas, me resumieron muchísimos años de vida. Y sé sin duda que lo recordaré siempre, cuando no estén o cuando alguna enfermedad me haga perder la memoria a corto plazo pero me mantenga intactas las sensaciones de hace años. Cáncer, difícil hablar de ello si no se sabe... y desgraciadamente cada vez más gente y más jóven lo padece. Él ya tiene una edad en la que solamente se espera un final, pero nunca quiso que fuera este. No me gusta su mirada, pero no aparto la mia de él... ha perdido todo, no tiene expresión, no me transmite aquellas cosas que solo él sabe. Pero me encantan sus manos y la sensibilidad que tiene ahora, solamente una caricia supone para él como un abarazo de más de media hora. También me gusta su forma de hablarme, como si no supiera cuando va a volver a hacerlo. Antes yo era "la niña", ahora soy "su niña".

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Puedo ser muy pesada a veces, pero siempre me encanta recordarlo. Hace cuatro años, dos meses, veintiocho días, trece horas y cuarenta y tres minutos que me besaste por primera vez. Podemos estar más lejos o más cerca, vernos más o menos pero sentiremos siempre lo mismo. Seremos más o menos crios, seremos siempre muy niños cuando estamos los dos solos. Quiero besos en la frente, andar de la mano, que me des besos sin dejar de caminar, que me hagas cosquillas y me coloques el pelo. Quiero inviernos debajo de mi manta de leopardo, de viajes a Cáceres y esperarte en la estación de Salamanca. Que el punto de unión sea Plasencia, o el fin del mundo. Habrá muchos más regalos, de esos que no son materiales. Tendremos muchos más sueños y todos los planes de futuro se llevarán a cabo. Nos quedan tantos años, tantos malos momentos que pasar, muchos más buenos... Y esperemos poder vivir dentro de no mucho debajo del mismo techo y empezar a formar lo que puede ser una sola vida de dos independientes.




viernes, 16 de septiembre de 2011

Por fin algo sale bien este verano, te tendré a 215km en vez de a 7 horas de bus. Y me alegra, claro que si. Me alegra más que cualquier cosa, de hecho es lo único que ahora lo hace. Ahora solo queda volver a acostumbrarme a no verte las 24 horas del día.

A veces soy insoportable. Tengo otra crisis de identidad, quiero tirar la ropa de mi armario y llenarlo otra vez. Me ha dado por música ochentera, será por mi pelo. Mañana será bicolor, pelo nuevo...misma vida. Quiero un conejo enano, se va a llamar Alien, aunque desistiré de la idea si en un mes no lo tengo. Quiero una polaroid, aunque me deje eso que llaman paga en comprar papel por internet. Y quiero que te pongas bien, aunque eso con dinero no se consiga.


lunes, 8 de agosto de 2011

Nunca sé por dónde va a salir. No sé si va a abrazarme, a emocionarse o a echarme la bronca por dejar que se me caigan los pantalones. La forma en que ella le mira, no puede evitar amarle hasta el último suspiro de su alma aunque discutan como si tuvieran quince años. Porque ahora está todo un poco así, como en la adolescencia. Me encantaría poner una foto suya aquí, pero aunque iluminaría toda la pantalla no le haría justicia. Nunca he visto en ninguna mirada ese brillo...denota vejez y niñez al mismo tiempo, como si pudiera tener lo que quisiera solo con mirar de frente. Hace unos años pasaba los días en la biblioteca y devoraba los libros como si quisiera aprendérselos de memoria, ahora no le hace falta leer para tener su propia fantasia...para evadirse de todo y de todos. El mundo es suyo, y todos dependemos de él. No sé si en el fondo es triste o feliz, no sé si se viene abajo cuando no le vemos. Como hacemos los demás. Pero él aparenta una fuerza que no sé de dónde saca, que nosotros intentamos mostrarle aunque sepa que es tan frágil como el cristal. Todo va a ir bien, vamos a hacerte muy feliz.