martes, 31 de agosto de 2010




Si con mi edad hubiera perdido mi parte infantil, de niña...sería una auténtica mierda. La poca madurez que pueda llegar a tener se tranforma cuando estoy con ella. Es la sonrisa que me falta cuando no tengo fuerzas.
La amistad se hace con los años pero, por encima de muchas cosas, se basa en la confianza. Puede que no la conozca desde hace tantos años como quisiera, pero eso nunca ha sido un impedimento.
Me gusta su forma de hablar y la forma en la que me mira cuando le cuento algo. Las ganas que tiene siempre de prestar atención, de ayudarte en cuando ve que lo necesitas. Su niñez, me chifla su niñez. Me siento bien cuando estoy con ella, porque hace cambiar lo que soy yo.
La voy a echar de menos, como a pocas peronas. Y ella lo sabe. Pero también sabe que espero verla muchísimo y que si no es así tendré noticias suyas cada día.
La quiero.

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