
Me gusta cuando está lloviendo y lo ves desde la ventana; dos personas agarradas como si fuesen una sola, que se esconden tanto debajo de su paraguas como de su sonrisa. También los días que te despiertas y sientes que va a ir todo bien, que el jersey sigue oliendo al suavizante de tu madre y te hace volver a casa por dos segundos. Las tardes que no tienes nada que hacer, y simplemente sientes. Me alegra el día cuando enciendo la cámara y encuentro fotos que tenía olvidadas, tanto como cuando se me ocurre algo y al instante tengo que escribirlo. Me refugio detrás del objetivo, porque sé que expresa mil veces mejor que yo lo que siento. Me gustan las tardes en el campo y echarme en el césped sin mirar a ninguna parte; me recuerdan a cuando tenía ocho años y pasaba los tres meses de verano con ellos. Me gustan los abrigos gordos y las chaquetas de lana que pueden abrigar hasta el corazón. Me gustan las fotos antiguas, los libros de segunda mano y todo lo que tenga una historia detrás, todo lo que haya pasado por más cabezas pensantes.
Me gustas tú, más de lo que puede gustarme cualquier otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario