miércoles, 28 de septiembre de 2011
Puedo ser muy pesada a veces, pero siempre me encanta recordarlo. Hace cuatro años, dos meses, veintiocho días, trece horas y cuarenta y tres minutos que me besaste por primera vez. Podemos estar más lejos o más cerca, vernos más o menos pero sentiremos siempre lo mismo. Seremos más o menos crios, seremos siempre muy niños cuando estamos los dos solos. Quiero besos en la frente, andar de la mano, que me des besos sin dejar de caminar, que me hagas cosquillas y me coloques el pelo. Quiero inviernos debajo de mi manta de leopardo, de viajes a Cáceres y esperarte en la estación de Salamanca. Que el punto de unión sea Plasencia, o el fin del mundo. Habrá muchos más regalos, de esos que no son materiales. Tendremos muchos más sueños y todos los planes de futuro se llevarán a cabo. Nos quedan tantos años, tantos malos momentos que pasar, muchos más buenos... Y esperemos poder vivir dentro de no mucho debajo del mismo techo y empezar a formar lo que puede ser una sola vida de dos independientes.
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