lunes, 24 de octubre de 2011

Se pasa mal, se pasa muy mal. Pero situaciones así te dejas momentos que cuando los estás viviendo sabes que será de lo último que recuerdes siempre. Y ayer lo fue. Al llegar estaban los 4, sentados en la mesa donde de pequeña coloreaba mis cuentos y mirando en una caja enorme. Eran fotos, la mayoría de hace más de sesenta años. Creo que solo había una en color y los matices de los blancos y negros se mezclaban con las lágrimas en los ojos de mi abuela. Me contaron un montón de cosaas, me resumieron muchísimos años de vida. Y sé sin duda que lo recordaré siempre, cuando no estén o cuando alguna enfermedad me haga perder la memoria a corto plazo pero me mantenga intactas las sensaciones de hace años. Cáncer, difícil hablar de ello si no se sabe... y desgraciadamente cada vez más gente y más jóven lo padece. Él ya tiene una edad en la que solamente se espera un final, pero nunca quiso que fuera este. No me gusta su mirada, pero no aparto la mia de él... ha perdido todo, no tiene expresión, no me transmite aquellas cosas que solo él sabe. Pero me encantan sus manos y la sensibilidad que tiene ahora, solamente una caricia supone para él como un abarazo de más de media hora. También me gusta su forma de hablarme, como si no supiera cuando va a volver a hacerlo. Antes yo era "la niña", ahora soy "su niña".

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