jueves, 30 de diciembre de 2010

No soy de hacer balances, no me gusta resumir los años porque en algunas ocasiones hace daño mirar atrás. Me siento extraña, tengo un día de esos en los que no te aguantas ni tú misma...y demasiadas cosas en la cabeza. Si tengo que hacer un esfuerzo y ponerme a pensar en el 2o1o, no sabría con qué quedarme. Ha sido un año muy difícil, el olor a hospital se me quedó metido dentro de la nariz durante muchísimo tiempo. Gracias a quien sea no hemos tenido que volver, y espero que en este año no tengamos que hacerlo. Estas navidades volvemos a pasarlas los cinco juntos, y no pensaba que fuera así...pero no sabeis cuanto me alegro.
Ha habido muchísimos cambios. Ahora comparto el día a día con cuatro personas que me alegran la existencia. Y con otros cuantos que me la hacen muchísimo más fácil. No sé como explicar el cariño que he podido cogerles en poco más de dos meses...como si los conociera de toda la vida. Y no exagero, me siento rara estando aquí y no teniéndolos al lado. En el bloque de enfrente o al otro lado del teléfono (eso si). En parte me siento sola si no los tengo cerca, pero también me gusta echarlos de menos porque eso quiere decir que estamos haciendo las cosas bien. Nos queda mucho tiempo juntos y sé que de aquí saldrán amistades de las que no se pierden.
Mi Jauría, que no se lo digo como debería...pero las echo muchísimo de menos. Me alegro muchísimo de que las cosas sigan como siempre cuando nos vemos, como si no pasara el tiempo.
A él le debo muchas cosas, también muchos disgustos. Siempre que hago balance está, en todos los años...espero que siga siendo así.
Asique imagino que no puedo quejarme, que las cosas están más o menos en su sitio y que todo debería seguir igual.

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